Desde niña me llamaron la atención las los lugares con agua. Las casas y fábricas, viejas, abandonadas o no, objetos arrumbados y olvidados. Me recuerdan lo mutable y efímero de nuestra existencia. Admiro como el tiempo y los sucesos modificaron esos objetos, ya sea desde lo más superficial hasta lo más profundo. Mirarlos me lleva a evocar o imaginar quién los usó, cómo habrá sido su vida, seguramente llena de momentos alegres y tristes como las nuestras. Creo que en ellos permanece algo de la esencia y las vivencias de las personas que lo tuvieron. En cierta forma siento que compartí algo con ellos y me siento cercana a esas personas desconocidas para mí. Estas fotos fueron sacadas en una zona portuaria, y más allá de la curiosidad y del anhelo por sentirme cerca de las personas que transitaron y trabajaron por ahí, me generaron una indescriptible sensación de paz. |