| El ser humano está compuesto de una parte tangible y una intangible, ninguna de las dos funciona sin la otra, sin embargo, la inclusión en el sistema societario occidental contemporáneo ha conseguido que sobre la parte intangible, que podríamos llamar instintiva del ser humano se desarrolle un nuevo ser, un humano alejado de su propio cuerpo y de su instinto que no se ve como un todo, que separa su mente de su cuerpo y ve a este último como una limitación. Esta negación del cuerpo, es también una negación de la muerte, una negación de la finitud, una megalomanía trae consigo el desconocimiento del otro y la pérdida progresi-va de la identidad. Por un lado nos convertimos en seres ávidos de información, completamente depen-dientes de redes sociales que nos completan y nos proveen de un falso cuerpo y por el otro nos desconectan de nuestra masa y la mantienen controlada como un simple contenedor. Bajo la ilusión de la inclusión el ser humano como individuo desaparece, pero los cuer-pos no son simples contenedores y no es posible controlarlos. |
